jueves, 3 de noviembre de 2011

Capitulo XIII

Es increíble como en este mundo el tiempo parece pasar más lento que en cualquier otro lugar… es decir llevo horas ¡horas! Sentado fuera de este común y aburrido colegio esperando que terminen las clases de la humana para acompañarla hasta su casa, sin que advierta mí presencia obviamente. No tengo los ánimos de aguantar sus cursilerías por mas tiempo y es que realmente parece querer mucho a Azael… en realidad creo que es eso lo que mas me molesta, que me mire como lo ha mirado a él, que me hable como le ha hablado a el… que me sienta como a el… y yo, simplemente no puedo corresponder a sus acciones, así que si sigo pasando tiempo con ella finalmente acabara por descubrir que no soy la misma persona… o el mismo ángel que ella conoció.
Al principio no creí que esta fuera una misión tan complicada, pero ahora me parecía algo tedioso. Miraba insistentemente la pantalla de aquel aparatito llamado teléfono móvil que me había dado Daemon para “comunicarse” algo, según yo realmente innecesario porque el y yo podíamos comunicarnos perfectamente bien sin eso… Recién eran las dos de la tarde y parecía que faltara una eternidad para que la humana saliera de ese lugar. Me senté en un banco en una plaza fuera del establecimiento, aparentando tranquilidad, la gente que pasaba por ahí se me quedaba mirando, pero no como si supieran lo que era en realidad, sino mas bien con una sana curiosidad que hacia ondear sus auras de un modo gracioso. Pero de pronto todo se torno extraño, no era el único ser diferente ahí y podía sentirlo fuertemente, aunque no podía aseguras si la criatura que asechaba en las sombras era ángel o demonio, parecía saber controlar a la perfección sus emociones lo que me hacia suponer que era un demonio, aunque en la actualidad nunca se puede estar seguro. Me puse de pie lentamente, guardando el teléfono en el bolsillo, cerré los ojos y di un suspiro, como si estuviera hastiado por algo, luego comencé a caminar en dirección contraria a donde venia la presencia, pero a los pasos cambie de dirección, indeciso aparentemente, me detuve un momento, mire el banco en el que había estado sentado y luego el colegio, la gente había dejado de pasar y no se veía ni siquiera un auto en la calle, suspire nuevamente.
-         ¿Vas a salir de ahí o quieres que vaya por ti? –pregunte metiendo las manos en los bolsillos como si no estuviera preocupado, pero tomando firmemente ese objeto que Daemon me había dado. Alguien soltó una risa cantarina.
-         Tranquilo…solo pasaba por aquí y te vi –dijo apareciendo un ángel femenino, era pequeña, menuda y me sonreía alegremente, me molesto.
-         Casualidad? No creo… -entrecerré los ojos mirándola- ¿Qué quieres?
-         Nada –se encogió de hombros sin dejar de sonreír.
-         Entonces vete…
-         No creí que este lugar fuera tuyo – saco la lengua en un gesto infantil, volvió a molestarme aun más, sobre todo porque presentía que aquello era solo apariencia.
-         No lo es, pero si no quieres comenzar con hostilidades es mejor que te vayas porque yo… no me moveré de aquí – dije cerrando los ojos, y empuñando mas fuerte el objeto en mi bolsillo.
-         Por qué querría comenzar hostilidades contigo? –dio un paso mas hacia mi, yo me mantuve quieto y la mire fríamente. – No pareces ser de los que busquen problemas –suspiro teatralmente –aunque claro, eso es solo aparentemente porque… bueno eres un ángel caído ¿no? –sonrió- ¿Qué haces en la tierra pequeña ave herida?
-         ¿Te han comentado que eres demasiado sarcástica y falsa como para ser un ángel? –me miro sorprendida y luego volvió a sonreir.
-         El secreto esta en no enamorarse – me guiño un ojo y la mire sin comprender- bueno –dijo en tono jocoso – cuando no amas… puedes ser muy parecido a los humanos, con un poco de bien y un poco de mal… aunque sigo siendo un ángel y apreciando todo lo que hay a mi alrededor, no siento como si tuviera que ser buena con todo el mundo.
-         Ya veo…
-         Por cierto Asbeel… es verdad que eres igual a tu hermano… -bajo el tono convirtiéndolo en un susurro, sin dejar el tono de broma. Fruncí el ceño sin dejar de mirarla ¿quién era ella y por qué nunca la había visto antes?
-         Cómo…?
-         Eres muy famoso en Caelum –respondió a mi pregunta no hecha. – Eres el ejemplo a no seguir de todos los ángeles, aunque claro ellos no lo dicen de ese modo… Caelum es un lugar muy aburrido no te parece?
-         Vives ahí… no deberías pensar eso…
-         Vamos… así no te pareces al que nos pintan – cambio la sonrisa por un semblante serio - ¿Cómo es Seol?
-         No quiero hablar contigo de esto –asegure cortante.
-         Esta bien… lo entiendo –volvió a sonreír – le mandare saludos a tu hermano… que por cierto esta en una celda de auto reclutamiento…
-         Si esta en una celda de ese tipo –comente manteniendo la calma a pesar de las circunstancias – dudo que puedas darle algún mensaje…
-         Muy inteligente… y descuida, no le diré a nadie que te vi…
-         No necesito favores de nadie…
-         No es un favor… tómalo como… que no me importa realmente – soltó nuevamente una risa cantarina y desapareció ¿Quién rayos era esa chica? No podía entender cómo podía ser un ángel alguien como ella, ni siquiera yo actuaba tan fríamente…


Desde el momento en que junto a Lys salimos de ese templo, estuve investigando acerca de los posibles descendientes de ese grupo de adoradores. No era común el culto que rendían, ángeles y demonios… era casi como si creyeran que los humanos eran la raza superior por estar al centro, bueno, esta idea se me había ido formando a medida que pasaba paginas de libros sobre el tema, porque claro, al ver que había un bien y un mal, y ellos ser en parte los dos, se atribuían poderes que en realidad no poseían, creían que podrían derrotar a cualquiera de ambos si encontraban la forma de manejar esa habilidad, pero estaban tan equivocados… ingenuos humanos derrotando a seres superiores!  Me causa tanta risa el solo imaginarlo… no comprendieron jamás que nuestro bien o nuestro mal no era igual al de ellos… ellos solo poseen una mínima parte de lo que a sentimientos buenos o malos se refiere… odian con tan poco intensidad… y aman con tan poco amor que llegan a confundir lo uno de lo otro…
Sabia que tenia que regresar al mundo humano, pero aun así no tenia ánimos de hacerlo, por una parte, Lys permanecía protegida por Asbeel, por otra, me sentía mejor aquí, apartado de todo, apartado de ella y de los sentimientos confusos que me estaba provocando su cercanía.
No, absolutamente no me dejaría llevar por impulsos tan humanos como ese, no es como si fuera tanto lo que sentía pero, esa mínima sensación de admiración que aparecío la última vez, me molestaba como una espina clavada en la piel, así que tenia que sacarla antes de que perfore más…
Negué con la cabeza y continúe leyendo algunos textos, tenia pistas suficientes pero aun así no me iba a detener, no quería pensar en nada que no fuera aquello, extraerme de la realidad y sumergirme en las paginas de libros, omitir que existían otros… continuar odiando y sintiendo rencor por el mundo porque después de todo soy mitad demonio y mi alma esta compuesta por ello.
Es  tan fácil llegar a odiar el mundo, y es tan complicado aprender a amarlo, tal vez solo se deba a mi naturaleza demoniaca pero pienso que amar todo aquello que constituye un universo es demasiado, hay tanta variedad de personas en la tierra, tantos diferentes demonios, tantos ángeles casi iguales… en ese sentido debo admitir que estos últimos son admirables, es decir, tener la capacidad de amar a todo ser sin juzgarlos debe ser bastante agotador, así que pobres de ellos que no conocen el odio. Pienso que ni siquiera Asbeel odia, solo está ahí, sumido en un estado constante de tristeza que se percibe metros a la redonda.
Pasaron un par de días más hasta que buscando en la biblioteca de mi abuelo encontré algo relacionado con la religión profesada en la tierra.
Resulta que hace tiempo un demonio se situó en la tierra con la idea absurda de dominarla, pensó que si tenía el control de los humanos, los ángeles se rendirían ante el poder de los demonios.
Erróneo pensar.
Como bien he mencionado anteriormente, los humanos tienen tanto de bien como de mal y una percepción –básica- de cómo deberían ser las cosas, si bien algunos fácilmente podrían seguirlo, otros se negarían a admitirlo como un dios.   El punto es que, al tiempo de que este demonio se instalara en la tierra, bajo un ángel enviado por los grandes a detenerlo, o al menos a impedir que su poder se propagara en los humanos.
El ángel se enamoró del demonio y el demonio se obsesiono con el ángel…
De esta relación crearon el templo que Lys y yo visitamos, la gente solía ir a adorarlos. No es que el ángel haya caído en el juego del demonio, ni que el demonio aceptara compartir su triunfo con el ángel, pero como el ángel debía detener al demonio y no podía matarlo, y el demonio no podía dañar al ángel por su belleza, acordaron mantener un equilibrio que los mantuviera juntos el tiempo que fuera posible.
Pero como no todo puede ser perfecto por mucho tiempo, los grandes de Caelum se enteraron de esta unión y exiliaron al ángel del paraíso, quitándole las plumas que le daban el derecho de volar. El ángel no soporto esto, no podía aceptar ser un caído, así que a penar toco el suelo de Seol mato a aquel a quien amaba, quitándose la vida posteriormente.
En el libro donde encontré esto se contaba la historia como un cuento, por eso nadie había tomado en serio ese culto, sin embargo yo podía inferir que el demonio protagonista de este relato sabía algo sobre lo que estoy buscando. Pero después de todo, la mayoría de las cosas siguen siendo leyendas.
Lo importante de esta información es que pude llegar a la raíces del asunto, encontré a la primera familia ante la cual el ángel y el demonio aparecieron. Los humanos tienen tradiciones tan orgullosas para ser simples criaturas débiles, a veces me impresiona la altanería de las mismas. Por ejemplo está el guardar secretos familiares, pasándoselos de generación en generación, a veces como simples leyendas pero depositando al fin y al cabo información importantísima en contenedores tan débiles.
Ya tenía la pista clave para el asunto así que lo único que me restaba era regresar a la tierra y hablar con el único heredero del conocimiento de esta religión. Ahora solo había un problema, no tenía ánimos de ver a mi humana, pero dadas las circunstancias y a que, lo quiera aceptar o no, también estaba atado a ella y su lejanía impedía mi libre movimiento, era inevitable tener que regresar a su lado.
 A la mañana siguiente me encontraba esperándola a la salida de su colegio, Asbeel estaba ahí, intercambiamos un par de palabras y luego el regreso al inframundo. La reacción de Lys fue de sorpresa al verme ahí, me sonrió y yo evite mirarla, a medida que pasaba más tiempo con ella, parecía que se acostumbraba a mi presencia y eso no podía ser bueno.
-         ¿Encontraste información? – pregunto caminando a mi lado.
-         ¿Crees que estaría aquí si no la tuviera? –dije aburrido, ella me lanzo una mirada enfadada. La ignore.
Se quedó en silencio el resto del camino de regreso a su casa, yo no le busque conversación. A veces me preguntaba si era demasiado frio con ella, luego recordaba que eso no importaba y seguía actuando del mismo modo.
-         ¿Iremos hoy a ver a esas personas?
-         No creo haberte invitado…
-         ¿Tienes que ser siempre tan desagradable?
-         La mayoría del tiempo si, si comienzo a ser agradable entonces quiere decir que tengo fiebre y deliro.
-         Tienes razón… aun así… no quiero que vayas solo… -comento en voz baja desviando la mirada.
-         Y se puede saber por qué razón…
-         Yo… Daemon, no quiero que estés solo… no quiero dejarte solo…
-         No se trata de que quieras o no… me gusta estar solo y no te necesito –dije cruelmente.
-         Eso es mentira, siento de algún modo que no te agrada tu situación…
-         Pues estas equivocada…
-         Daemon… he pensado durante este tiempo en que no has estado que… me gustaría poder ayudarte…
-         No necesito tu ayuda, menos aun cuando se lo que sientes por ese ángel… -solté sin pensarlo. Ella se ruborizo y me miro con miedo.
-         No… no…
-         No lo niegues, quizás no estas enamorada de él pero… te sería difícil escoger entre él y yo ¿verdad? –ella no respondió, yo cerré los ojos cansado de la conversación. - Estar solo no es tan duro de llevar, así que no me digas que no me dejaras solo y luego me abandones por apoyarlo a él… eso es lo peor que le puedes hacer a alguien que ya no tiene esperanzas… -susurre fríamente, sin mirarla, ella quedo notablemente sorprendida y un tanto avergonzada, sabia de algún modo que era cierto y le dolía. Generalmente no soy de los que se sienten deprimidos por este tipo de cosas, pero si hay algo que me molesta es que me hagan promesas y no se cumplan, supongo que es parte de mi lado humano. El solo hecho de recordar mi infancia, a mi madre abandonándome sin importarle como estuviera es… frustrante.
-         Perdón…
-         No me vale, no te disculpes, no quiero oírte –murmure frunciendo levemente el ceño, sin mirarla- solo quiero estar solo, no quiero que interfieras en mi vida, mantente siendo una herramienta para lograr mis fines –termine fríamente y luego desaparecí, lo último que vi de ella fueron lagrimas asomando a sus ojos. 

martes, 13 de septiembre de 2011

Capitulo XII


Al momento de caer pude sentir el vértigo en todo mi cuerpo, esa sensación de subida y bajada extrema, tenia miedo, no sabia cómo manejar ese nuevo poder, podía sentir las alas en mi espalda, tirando con fuerza de mi en sentido contrario, las sacudí una, dos, tres veces, pesaban y me costaba un gran esfuerzo hacerlo. El suelo se acercaba a cada segundo, la gravedad me llamaba y a parte de mover las alas no podía hacer nada, me perseguían, eso era lo único que sabia y el intento de volar era mi único y desesperado método de huida. De pronto la caída comenzó a cesar, me estabilizaba poco a poco, se sentía incomodo, dolía, y a pesar de eso una gran euforia se apodero de mi, había logrado volar…
-          Vamos Lys, no tengo toda la vida para esperar que te despiertes…  - esa voz arruino totalmente mi sueño, cuando por fin había comenzado a disfrutar de la sensación de ingravidez Daemon me despierta, me gire y cerré los ojos fuertemente – ¡hey!
-          ¿Qué no puedes dejarme tranquila aunque sea en mis sueños? – pregunte de mal humor  sentándome en la cama y mirándolo enojada.
-          Uhmh… no, sobre todo debo molestarte cuando te ves feliz, ¿Qué soñabas?
-          Cosas…
-          Soñabas conmigo ¿verdad? – sonrió maliciosamente – es que obviamente debía de aparecer yo en ese sueño para que parecieras tan contenta…
-          Para tu información, soñar contigo seria una pesadilla… - dije levantándome de la cama – y ahora vete, que me quiero vestir.
-          Como si ya no te hubiera visto cambiarte de ropa… - sentí como me ruborizaba, si estaba consciente de que muchas veces Daemon podía ser incorpóreo y estar cerca de mí, pero lo que me parecía irreal e incluso absurdo era que me espiara.
-          Que…
-          Tranquila, no tienes nada que quisiera ver – susurro cerca de mi oído y luego soltó una carcajada desapareciendo del lugar, sentí que enrojecía aun más, y más molesta me dispuse a cambiarme el piyama. No es como si quisiera que me encontrara algún atractivo, pero de todos modos eso había dañado mi ego, sobre todo porque el comentario venia de el.
Termine de vestirme y me senté en la cama. No tenia idea de qué quería hacer Daemon ese día, pero parecía no querer volver, me contuve para no llamarlo y de pronto note que había dejado su casaca en mi habitación, para ser mas precisa en el suelo, me incline para recogerla y dejarla sobre una silla y de pronto vi que caía un sobre abierto, lo tome para guardarlo pero he de admitir que al no saber mucho sobre el me dio curiosidad saber qué podría tener el sobre, una ojeada rápida no haría nada, luego volvería a guardarlo y haría como si nada hubiera pasado…
-          Donde el cielo y el infierno se unen, se encuentra el equilibrio, pero donde el mal yace esta el verdadero poder …
-          ¿No te han dicho que es de mala educación leer la correspondencia de otros? – oí su voz cargada de enojo, temblé, el lugar parecía aun mas frio y Daemon mas peligroso, cuando me levante la cabeza para verlo no me miraba a los ojos, los tenia ocultos tras sus negros cabellos, instintivamente me moví hacia atrás pero el me tomo la mano con fuerza.
-          Daemon yo… lo siento pero….
-          Sobre todo no debes leer lo que un demonio tenga… porque puede ser tu final…
-          ¡Espera Daemon yo he visto eso antes…! – me temblaba la voz también pero el semidemonio me soltó sorprendido y clavo al fin sus ojos en mi, peligro en su mirada pero ya no era la amenaza inminente de la muerte.
-          ¿Qué quieres decir? ¿Cómo una simple humana como tu podría haber visto estas palabras antes? – estaba demasiado asustada como para sentirme ofendida por su comentario.
-          Yo lo he visto… en un lugar, aquí en la tierra… - se inclino y quedo su rostro a la altura del mío, estaba demasiado cerca, tenía miedo, pero también me puse nerviosa, su cercanía me abrumaba. Su inexpresivo y hermoso rostro parecía analizar la información que acababa de recibir.
-          ¿Dónde? – pregunto por fin.
-          Te puedo llevar ahora si lo quieres – ofrecí, el asintió y se levanto, me tendió la mano, la tome sintiendo ya la conocida sensación electrizante desde mis dedos hasta el centro de mi pecho.
-          Has cambiado mis planes de hoy… pero creo que este panorama es mucho mejor del que tenia pensado – sonrió misteriosamente y salimos de la casa sin ser vistos por mis padres, creo que poco a poco comenzaba a acostumbrarme a ello. Esas palabras… realmente las había visto en un sitio, pero solo hasta la mitad.


Si, he de admitir que estaba sorprendido, el que la simple humana supiera de esas palabras me había descolocado un poco, pero también tenia un poco de sentido, si la frase hablaba del cielo y el infierno se refería claramente a la tierra, por lo que cualquier humano podría haber visto algo relacionado con ello sin notar realmente lo que significaba, probablemente si comenzaba a mostrárselas a personas al azar también les sonaría de algo, o al menos eso esperaba…

-          Llegamos… - susurro Lys a mi lado, yo le apreté un poco la mano, que no le había soltado en todo el camino. Levante la vista y vi una antigua construcción en ruinas – es una iglesia, o mas bien un templo, uno de los pocos que quedan por ese país, no se muy bien a que dioses alababan aquí, pero solía venia cuando me sentía un poco perdida. La entrada esta sellada pero se como entrar… - asentí y me deje guiar por ella, era una sensación extraña, por lo general yo guiaba, yo sabia todas las cosas, yo sorprendía, pero hoy Lys parecía estar rodeada por un aura diferente, podía ver su alma brillar un poco mas y aquello que en un principio me pareció feo y poco llamativo de ella, se tornaba de una belleza sutil y encantadora, ya que a pesar de miedo parecía segura de si misma. Era la primera vez que la veía de ese modo.

Durante el tiempo que estuve ausente preferí quedarme en Seol, mi madre no estaba en la mansión así que pude disfrutar plenamente de ella, además, Asbeel se encargaba de cuidar a mi humana por lo que no me preocupaba, si había algo de lo que podía estar seguro era que el no me traicionaría, porque la palabra de un ángel, caído o no, vale mas que las de mil demonios juntos, esta en su orgullo, que aunque ellos no lo acepten, tienen. No hice mucho durante ese tiempo, fui a la mansión de Raum, busque mas información y al no encontrar nada decidí regresar. Cuando Lys vio el sobre me enfurecí y me descontrole, odiaba que tomaran mis cosas, pero sobre todo odiaba ser descuidado con ellas, no se porque, pero me confié en dejar la chaqueta ahí, no es que la haya olvidado, la deje porque volvería, pensé que había sido un error, hasta que Lys me dijo que sabia a qué se referían las palabras escritas ahí. Jamás se me había cruzado por la mente mostrarle mis búsquedas a ella, ella era solo un instrumento útil para mí, porque me daba la libertad de moverme por la tierra durante el día… Ahora sin embargo, la veía de un modo diferente, aunque sea un poco, pero diferente.

Entramos por un costado medio destruido de los altos muros que conformaban el cercado, luego Lys me llevo hasta la parte trasera donde había una puerta, comencé a ver una serie de imágenes en mi mente, eran los recuerdos que había visto de Lys, la primera vez que nos encontramos, cuando la enlace a mi. Las imágenes eran de esa especie de santuario, solo simples capturas del interior, la oscuridad, la soledad...  - -

- Aquí es... - susurro bajo, como temiendo hacer demasiado ruido en el profundo silencio de ultratumba, poso sus dedos por la fría piedra que conformaba un gran altar blanco que simulaba un ángel y cuando mire detenidamente vi unas letras grabadas ahi, las mismas palabras que había en la carta. Saque el sobre y compare, solo faltaba la ultima estrofa pero por lo demás era lo mismo.
- Aun no se que significa - comente a mi pesar en voz alta.
- Yo tampoco lo se, solo recuerdo que encontré este texto por casualidad... - y para mi sorpresa, cuando quito la mano el texto desapareció, ella pareció no notarlo. Extrañado atribuí aquello a que estábamos enlazados, así que si por alguna razón sobrenatural su tacto podía hacer aparecer letras en una piedra tenía que ser por eso. Sin embargo se me quedo revoloteando en la mente el hecho de que eso había sido mucho antes de conocernos, pero lo omití por el momento. - Quizás por aquí hay algo mas...
- Uhmh...si, debería haber algo mas, dime ¿A que tipo de dioses hacían culto en este lugar?
- No lo se, solo se que no creían en la existencia de un solo dios, sino mas bien en los ángeles...
- Tiene sentido... - comencé a palpar la piedra y vi que el texto volvía a aparecer, quizás y solo quizás si el poder de un algo diferente lograba eso, también lograría abrirme paso a un nuevo descubrimiento. De pronto, como si mis pensamientos hubieran guiado mis acciones al tocar una de las alas algo sucedió, se abrió de pronto en medio de la sala un agujero que obviamente llevaba hasta el subterráneo, Lys se acerco rápidamente a mi, temerosa y le tome la mano, camine decidido, seguido por ella.
Cuando llegamos a la abertura vimos unas escaleras que desaparecían en la oscuridad, entramos y bajamos lentamente. Gracias a mis poderes demoniacos podía ver a través de la negrura, Lys sin embargo tropezaba y se aferraba a mi con fuerza, pero no la suficiente para hacerme daño, de echo, ni siquiera lograba presionarme lo suficiente como para sentirla realmente.
Cuando llegamos al fondo, encendí una antorcha que vi en la pared en consideración a mi humana, ella pareció aliviada y yo le sonreí. Caminamos a través de un angosto pasillo hasta llegar a una habitación enorme de piedra, Lys ahogo un grito cuando las leves llamas alumbraron la estancia. Enormes esculturas de hermosos pero crueles seres se alzaban en torno, rodeando el lugar, evidentemente demonios.
-          ¿Qué...?
-          Es un culto al inframundo – conteste – ahora todo tiene sentido... - me acerque seguido por Lys hacia el altar mayor y toque la roca color azabache, las letras aparecieron inmediatamente “donde el mal yace esta el verdadero poder…” - definitivamente este es el lugar correcto, pero aun no entiendo la relación con la frase... obviamente se refiere a un altar doble y que, por obviedad esta en la tierra, pero de nuevo se pierde la pista desde aquí…
-          Tal vez… no se refiere totalmente a la tierra – dijo de pronto Lys pensativa, la mire seriamente. – Quizás… lo del  poder esta en tu mundo Daemon…
-          Tiene sentido – susurre impresionado, aunque eso ya se me había pasado por la mente, la primera parte habla del equilibrio y la segunda sobre el poder – Lys ¿Crees que quede algún adorador de este lugar con vida?
-          No… dudo que aun sobreviva alguien, es muy antiguo, pero tal vez algún descendiente sepa algo… - a cada palabra que decía, la humana me sorprendía y un pequeño amago de respeto por ella aparecía.
-          No eres tan tonta después de todo – dije sin pensar mucho en mis palabras.
-          Es un poco bizarra tu manera de alagar a la gente – respondió ella soltándome la mano y caminando hacia la salida, parecía mas segura de si misma, sin embargo, y cuando la alcance ya casi había salido del templo, ella era cambiante, de un estado de miedo pasaba a la valentía, sin duda estaba logrando que admirara un poco su carácter.

Capitulo XI


El miedo se apodero de mí como si fuera una parte mas de mi cuerpo, estaba totalmente paralizado,  me cuestione todo lo que había aprendido durante décadas ¿Realmente había conocido el amor humano al estar cerca de Lys? Y no podía encontrar una respuesta racional a mis acciones. Si, pude haber salvado todas esas vidas pero en ese momento solo pensé en Lys… ¿Obre mal? ¿Fue lo que debía hacer? ¿El semidemonio tenia razón? Yo, que todo lo creía lógico y resuelto, yo que pensaba que con amor podría lograr lo que fuera, yo que estaba seguro de realizar mi misión sin la mínima falla, yo que no quería cometer el mismo error que mi hermano, estaba en una azotea, en estado de shock por lo que un ser maligno acababa de revelarme ¿Acaso si volvía a Caelum estaría una guardia de ángeles esperándome para juzgarme por mis actos? Tenia miedo, era innegable, pero no el miedo egoísta de ser caído sino mas bien el miedo de perder el poder de proteger a los demás… a Lys. Me lleve las manos a la cabeza, en un intento desesperado por aclararme pero nada tenia sentido, esa pequeña humana se había calado en mi ser como una espina mortal y yo no podía hacer nada por quitármela sin desangrarme y sufrir un inmenso dolor.

-          Esto no era lo que esperaba…  - susurre al viento, a la tierra, a mis hermanos ángeles y llore, como nunca antes había llorado, las lagrimas parecían brotar de mis ojos como la lluvia de un diluvio, nada podía calmarme, nada podría sacarme de aquello, me sentía tan solo  y confundido.
“Regresa a Caelum…”
Aquella voz me sobresalto, parecía venir desde dentro de mi y comprendí que me llamaban, las lagrimas aun derramándose sobre mi rostro, mi expresión suplicante, mi cuerpo temblando, lentamente me moví y sentí mis alas mecerse con el fuerte viento nocturno,  note como cada una de mis plumas eran golpeadas con delicadeza y también sentí la ausencia de una, pero eso no importaba, ya nada importaba. Me eleve lentamente cerrando los ojos y dejando que las ultimas lagrimas se esfumaran con la brisa me desvanecí.


Suponía que Daemon no regresaría tan pronto de su encuentro con mi hermano, por lo tanto mi sorpresa fue evidente al verlo tan solo a una semana después de nuestra conversación, parecía triunfal y muy ufano de si mismo, incluso me sonrió de un modo seductor al verme lo que, debo admitir, me descoloco un poco.
-          Traje lo que me pediste…
-          Veo que supiste utilizar bien la información que te di – dije fríamente, sin embargo.
-          Pero claro que si pequeño Asbeel, fue mucho mas fácil de lo que esperaba – volvió a sonreír con superioridad – solo había que… confundirlo un poco.
-          Ya veo… así que eso hiciste – me detuve un momento y lo observe fijamente – el… ¿Cómo esta?
-          No te preocupes, no es nada de lo que no se pueda recuperar… a menos que no se arrepienta – soltó una carcajada y yo fruncí el ceño. – Vamos que si cae, te hará compañía y no estarás tan solo en este lugar…
-          No estoy… -  me detuve de nuevo, había estado a punto de decirle que lo tenia a el pero eso… solo lo haría sentirse mas importante – Da igual. – Arqueo una ceja incrédulamente pero para mi suerte decidió ignorar mi comentario.
-          Ten – dijo sacando algo de su bolsillo, cuando pude ver de que se trataba, algo, como un cubo de hielo cayo por mi garganta – la pluma que me pediste…
-          Pudiste conseguirla – fue lo único que pude decir, me tendió la pluma y yo la tome, en el transcurso pude rozar su mano, estaba fría pero eso no me preocupaba, Daemon parecía tener la temperatura bastante baja, incluso para un demonio. El tacto de la pluma sin embargo era tibio, cálido de un modo diferente al normal, mantenía la esencia de Azael aun en ella, suspire y en ese preciso momento algo cambio , una distorsión en el aire, leve pero notoria, la pluma entro en mi mano y sentí como mis alas retomaban un poco del color de antaño, si bien no eran blancas y no me permitían volar aun, podían abrirme paso hacia la tierra.- Bien, ahora me tienes atado a ti, tal como tienes a esa humana – dije sin emoción alguna.
-          No es como si fuera algo que buscaba, pero me sirve de todos modos – estaba tan acostumbrado a sus respuestas como para sentirme herido, así que me levante del lugar donde me hallaba sentado y me situé a su lado, era mas alto que yo y definitivamente mas imponente, Daemon tenia ese algo que te hacia contener el aliento cuando estabas cerca de el, y no es que yo lo idealice, realmente no puedo hacerlo, lo veo tal como es, pero quizás es esa extraña mezcla entre humano y demonio lo que lo hace… un espécimen raro, único e irresistible, tal vez seria lo mismo si yo fuera un ángel mitad humano.
-          ¿Qué quieres que haga ahora?
-          Uhmh… quiero que te hagas pasar por tu hermano – dijo inexpresivamente, reflexionando sobre su plan – debes ser como el, así Lys no se preocupara por su ausencia y yo podre buscar lo que necesito durante ese tiempo – de algún modo sabia que me pediría aquello pero eso no quitaba que me preocupara, Daemon sabia de algún modo que Azael no regresaría donde la humana y yo… también lo presentía.
-          ¿Y si a Azael se le ocurre volver?
-          No lo hará… - dijo con una sonrisa misteriosa. – Yo me encargue de que no deseara verla durante mucho tiempo, y si ignora lo que le dije tendrá el miedo de caer.
-          De acuerdo… - dije girándome y avanzando hasta un mueble que había en la habitación, unas finas tijeras de plata estaba situadas sobre este, titubee un momento y luego las tome, volví la vista hacia Daemon que me observaba curioso y divertido a la vez y me corte el cabello. Al caer parecían finos hilos de plata y cierta nostalgia me invadió al pensar en lo que mi cabello significaba para mí. Cuando aun era un ángel novato pensé que mantener mi cabello largo significaría de algún modo la compañía de los años, lo que mantendría mi coraje y fuerza de voluntad siempre presente, pero ahora… eso no valía nada, ni para los ángeles de Caelum, ni para Daemon… ni para mi.
-          Que valiente, creí que solo utilizarías la ilusión con ella.
-          Me gusta hacer las cosas bien, aun si se trata de asuntos de poca importancia. – soltó una risita baja, negó con la cabeza y se dio la vuelta - ¿Qué pasa? – pregunte desconcertado, me miro y sonrió.
-          Nada, a menos que quieras quedarte aquí – dijo y continuó caminando, yo lo seguí.

El mundo humano me pareció un lugar extraño, demasiado luminoso y oscuro a la vez, mi ultimo recuerdo de este lugar se parecía mas a la luminosidad, pero sabia que mi condición de caído me hacia ver las cosas de un modo diferente, era mas objetivo por decirlo de un modo mas simple. Sin embargo y a pesar de la nostalgia que me invadió me sentía libre, el solo echo de poder salir del inframundo era increíble y poco posible hasta hace nada, en cambio ahora… y para variar se lo debía a Daemon, como si ya no tuviera muchos asuntos con el.
-          A veces me pregunto porqué haces tantas cosas por mi Asbeel – pregunto de pronto al notar que lo miraba – ¿no será que estas enamorado de mi verdad? – sentí que me ruborizaba levemente.
-          No seas idiota, no puedo enamorarme porque aunque sea caído, aun soy ángel y tiendo a amar todo, aunque claro, ahora es en menor medida – no es que tuviera problemas en decirle lo de mi “amor” por el, pero tampoco quería subirle el ego, aunque también debo aclarar que mi “amor” no es ese amor humano, creo que ya lo dije una vez, yo amo a todos, pero amo a Daemon “primero”, y eso, si que no pienso hacérselo saber. -  Y si, te amo a ti, pero como puedo llegar a amar a la roca que estas pisando – sonrió con suficiencia y piso aun mas fuerte, lo observe con aburrimiento y el siguió caminando, a veces podía llegar a ser tan infantil…
No tuve mucho tiempo de adaptarme de mi nueva vida, casi cien años en el inframundo no pasaban en vano, debo aclarar que los años que pasa un ángel en ese lugar son aun mas extensos que los de un demonio, porque no estamos acostumbrados a ese ambiente, así que aunque Daemon tenga recién diecisiete años humanos-semidemonio, yo tengo alrededor de trescientos, aunque en edad humana no supero los veinte. En todo caso es solo una estimación, la edad no es importante para nosotros, solo hay diferencias de sabiduría entre unos y otros, pero por lo general se conserva este pensamiento para mantener la igualdad.
-          Llegamos, su nombre es Lys, no lo olvides – anuncio de pronto Daemon sacándome de mis pensamientos, observe una casa común, en un barrio común. – Cuento contigo. – agrego desapareciendo, me quede quieto un momento, no quería decepcionarlo y creo que el sabe eso.


No sabía qué había pasado, de pronto apareció Daemon y se llevo a Azael de donde estábamos, me sentía preocupada y como si algo malo estuviera a punto de ocurrir. Regrese a mi casa y me tendí en la cama, mire el techo por largo rato llamando a mi ángel guardián con la mente, pero no contestaba y eso me frustraba.
-          Lys… - oi de pronto una voz, era diferente, jamás la había oído pero tenia algo que me hacia pensar que si la conocía. De pronto se apareció ante mi Azael - ¿Cómo estas pequeña? – pregunto sonriendo, pero había algo en sus ojos, algo mas frio y se sentía lejano.
-          Azael ¿Qué te paso? ¿Estas bien? – pregunte levantándome y avanzando hacia el, sonrió tiernamente y eso me tranquilizo, lo abrace, pero se sintió rigido a mi tacto - ¿Qué sucede?
-          No es nada, solo que me siento un poco cansado, el semidemonio… fue difícil deshacerme de el.
-          Deshacerte…? – repetí horrorizada – Daemon esta…
-          No, aun no, escapo pero no creo que se aparezca por un tiempo – realmente no me esperaba esto, no sabía ya si me aliviaba que Azael hubiera vuelto, aunque parezca algo egoísta de mi parte y muy cruel, pero si no veía a Daemon en mucho tiempo yo… - Tranquila, el esta bien – me acaricio el cabello suavemente y sentí que era el mismo de antes, sonreí.
-          Disculpa, por todas las molestias que te he causado – dije bajando la mirada, el tomo mi mentón y lo levanto para mirarme a los ojos, de nuevo esa sensación de frio que no había antes en el.
-          No te preocupes, es mi deber después de todo… - esas palabras no eran de Azael tampoco, el seria mas tierno, algo extraño estaba pasando, esa persona tenia la apariencia, la casi voz de el pero… no era el o al menos no era el que me dejo en el centro comercial. Daemon le había echo algo, le había dicho algo que lo dejo así.
-          Azael… ¿Qué paso cuando te fuiste con Daemon? ¿Qué te dijo? – me miro sorprendido y me tomo las manos.
-          Tranquila, no me dijo nada de lo que no pueda recuperarme, se que estoy un poco extraño, pero se me pasara, confía en mi Lys… - me abrazo, cerré los ojos y me apoye en su pecho pero ni siquiera su olor era igual, el dulce olor de Azael era reemplazado por una sutil fragancia un tanto amarga.
Pasaron varios días después de eso, Azael vino a verme unas cuantas veces y siempre parecía distante, de Daemon no sabia nada, estaba preocupada, me sentía frustrada por no poder hacer algo, por estar confundida. Había notado recientemente, no sin cierto horror, que hace tan solo unas semanas había odiado profundamente a Daemon por haberme quitado mi tranquila vida, fui desdichada durante ese tiempo y sin embargo ahora lo extrañaba, ni siquiera yo lograba entender mis sentimientos a veces ¿será acaso que había terminado enamorada de el? Admito que me he sentido atraída por el, pero no sabia hasta qué punto y ahora…
-          Es solo por el enlace – me dije firmemente mientras llegaba al colegio, mi vida seguía igual, ya no me molestaban pero recibía miradas hostiles de muchos lados, no entendía cómo mi vida había terminado así,  y aun con todo eso ya no me arrepentía de haber conocido a Daemon ni a Azael.
Últimamente había estado repitiendo la misma rutina a diario, ni ángel ni demonio se aparecían por el colegio así que me iba a caminar por las calles de la ciudad, intentando distraerme de algún modo, el otoño estaba comenzando y a veces llovía mientras yo avanzaba por la calle sin preocuparme de mojarme. Me hubiera gustado estar acompañada y por primera vez desee una amiga, alguien en quien confiar y a quien poder contarle lo que me pasaba, sentía ganas de llorar y que Daemon llegara pero no sabia como comunicarme con el. Probablemente estaba en su mundo porque de otro modo ya habría estado aquí molestándome, suspire, ese día hacia frio y comenzaba una leve lluvia, me dolía sentir lo que sentía y me odiaba por admitirlo
-          Daemon… vuelve… - susurre de pronto y algunas personas que pasaban a mi lado se quedaron mirándome como si estuviera loca, luego siguieron su recorrido.
-          Solo tenias que pedirlo… - oí su ronca voz y sentí su respiración cerca de mi cuello, me provoco un escalofrió, levante la cabeza con los ojos inundados en lagrimas, no sabia como, pero me aliviaba verlo de un modo abrumador.
-          Daemon… - el sonrió y no fue esa sonrisa de superioridad que lo caracterizaba, quede atónita, me gire completamente y lo abrace..

Capitulo X




¿Qué fue eso? Es decir, qué fue lo que realmente sucedió en ese centro comercial… de pronto todo estaba en caos, y cuando vi el vidrio caer realmente creí que seria el fin de todo, estaba tan confundido y lo único que pude hacer fue tomar a Lys y sacarla de ahí. La traslade fuera del lugar con mis poderes, se veía tan confundida y… frágil, es increíble como en un solo segundo la vida de un humano se puede apagar y no puedes hacer nada al respecto, creo que por ese mismo motivo los ángeles sufrimos al ver pasar generaciones y generaciones de humanos a través de los tiempos y es que, aunque las almas “se hereden” las personalidades cambian.
-          ¿Estas bien?  - le pregunte y me sorprendí al notar un temblor en mi voz, Lys asintió débilmente mientras elevaba la mirada y clavaba sus ojos pardos en los míos en una silenciosa pregunta – te saque de ahí… - le respondí mientras la rodeaba en un abrazo tranquilizador, sentía su miedo a través de su cuerpo e intente calmarla lo mejor que pude.
-          ¿Qué fue lo que paso? ¿alguien ataco el lugar?
-          No lo se, no sentí nada extraño cerca de nosotros, pero tampoco parece ser obra de humanos, esto me inquieta…
-          ¿Crees que pudo haber sido un demonio?
-          Quizás… o quizás fue el semidemonio… - dije mas por decir algo pero Lys se puso tensa y se alejo un poco de mi.
-          No, Daemon no me pondría en peligro – aseguro y me sorprendió la firmeza y convicción en su voz, quizás el semidemonio no dejaría que perdiera la vida, pero eso no incluía el no hacerle daño.
-          Era solo una suposición, tampoco creo que haya sido el, después de todo, te necesita viva – comente y ella volvió a dejarse abrazar por mi. La mire preocupado, quizás había llegado la hora de enfrentarme a Daemon de una vez por todas ya que el enlace con Lys se hacia cada vez mas fuerte y ella se estaba cegando por esto. – Ven, vamos a tu casa, lo mejor será que descanses y te olvides de lo que paso – dije reprimiendo una sensación de profunda tristeza por la gente que había dentro del centro comercial y que acabo muerta por el incidente, intente no darle vueltas a aquello, si esas personas habían muerto era porque estaba predeterminado que murieran ahí y yo no podía hacer mucho, a menos que… sacudí la cabeza con determinación y comencé a avanzar con Lys a mi lado
Las horas pasaron casi imperceptiblemente luego de eso, sabia que debía informar de lo sucedido y enterarme qué había sucedido realmente en el centro comercial, pero no quería dejar a Lys sola en ese estado y a merced del semidemonio, era un dilema terrible pero siguiendo lo racional y justo, mi misión era encargarme de Lys antes de todo y por lo tanto mi deber estaba ahí.


Estaba más que confundida, tenía miedo y lo peor de todo que una angustia indescriptible se apoderaba de mí ser, era como si supiera que algo malo iba a pasar o como si presintiera que el motivo del ataque era por mí, estaba aterrada y ni siquiera la cercanía de Azael me podía tranquilizar, necesitaba por algún motivo misterioso ver a Daemon, tocarlo, sentir que existía y que me protegería, aun sabiendo que eso era improbable partiendo porque el no quería protegerme, solo me mantendría a salvo porque a el le convenía y eso, de algún modo me dolía.
-          ¿Te sientes mejor? – la suave voz de Azael me saco de mis pensamientos, asentí y el sonrió dulcemente, mirándome de un modo que parecía saber que mentía, pero aun así no dijo nada mas. Eso era lo que mas me gustaba de el, que no me obligaba a hablar si no quería pero que de algún modo u otro sabia exactamente lo que me pasaba.
Por fin llego la noche y contra toda su voluntad Azael me dejo sabiendo que probablemente Daemon vendría a verme.
-          Estaré de vuelta a penas el semidemonio se vaya – dijo con ese tono especial suyo, yo le sonreí tímidamente y el desapareció. Pero Daemon no hizo acto de presencia, supongo que Azael sintió su cercanía pero eso no quería decir que el fuera a venir a verme… me sentí sola.
Paso una semana después del incidente y yo aun no tenia noticias de Daemon, Azael me acompañaba cada vez que podía pero afirmo que en todo ese tiempo no había sentido a mi demonio personal cerca, sonreí al notar que ya lo llamaba “mi demonio personal”. ¿Para que iba a mentirme a mi misma? Extrañaba a Daemon, quería ver a Daemon, quería abrazar a Daemon, mi mente repetía el nombre que mis labios anhelaban pronunciar… Daemon, Daemon, Daemon. No se si me estoy obsesionando con el o es quizás, como me advirtió en un principio Azael que el lazo que me une al semidemonio se esta haciendo mas fuerte, pero el caso es que no dejo de pensar en Daemon y eso es terrible hasta un punto alarmante pero algo esta cambiando y yo lo estoy notando.
-  Te he visto algo triste estos días ¿te sientes bien? – me pregunto de pronto Azael, caminábamos hacia el colegio y yo no le había prestado atención en todo ese rato.
- Si, es solo que de pronto pareciera que mi vida es un caos constante… - comente intentando ocultar mis preocupaciones reales – al menos Daemon no se ha aparecido pero de algún modo me siento culpable porque tengas que ir a todos lados conmigo, y la verdad es que me frustra un poco el no saber cuando se acabara todo.
- A mi no me molesta estar contigo, mas bien me hace feliz – y ahí estaba otra vez, Azael tenia la capacidad de decir cosas tan sinceras y directas, sonriendo dulcemente y no notando que en un contexto humano eso confundía, era casi como una declaración de amor, y aunque yo sabia que era un ángel y por ende amaba a todo ser existente no podía evitar que una especie de vértigo se apoderara de mi cuerpo y me sintiera mareada al oír esas palabras. - ¿Qué sucede? ¿Dije algo malo? – negué con la cabeza y sonreí.
- Gracias – dije simplemente y seguí caminando. Varias veces en la semana había estado meditando acerca de lo que sentía por Daemon, pero también lo que podía estar sintiendo por Azael, ambos eran tan contradictorios, tan extremos y yo estaba en el medio, supongo que es natural sentirme atraída por ambas partes aunque ya entendía bien la naturaleza de ambos, también me cuestione muchas veces el echo de fijarme en ambos al mismo tiempo pero es mas bien que Azael me confunde por las cosas que dice y como me trata, en tanto Daemon no hace nada por realmente agradarme así que, el que sienta algo por el no es justificado, a menos que sea tan superficial que lo que llame mi atención sea su aspecto y, aunque admito que importa mucho a veces, no lo es todo.


Si, no había ido al mundo humano por unos días, no tenía ganas ¿y qué?, no es como si estuviera obligado a estar todo el tiempo junto a Lys, además estaba apostando en grande esta vez, y mientras mas tiempo me encontrara lejos de ella, mejores resultados tendría, no es tan difícil de entender.
-          ¿Cuánto tiempo mas permanecerás en Seol? – hasta que la inevitable pregunta se formulo, me parecía extraño, sobre todo viniendo de los labios de Asbeel.
-          Hasta que me den ganas de alejarme y no verte mas – responde levantándome de la cama donde había permanecido tendido por un par de horas en la que se podía llamar mi habitación – y ese momento es… ahora.
-          La eternidad es un periodo muy largo, incluso para ti Daemon – comento delicadamente dándome la espalda y desapareciendo de mi vista, de algún modo sentí que lo había herido, pero ignorando tal echo tome mi chaqueta y salí del lugar, Asbeel no se veía por ningún lado.
Había llegado la hora de actuar, quizás el repudiado ángel caído había acelerado el proceso pero el caso es que ya que me aburría comenzaría con el plan, si calculaba bien debían ser aproximadamente las siete de la tarde en el mundo humano así que no corría peligro al no mantenerme cerca de la humanita esa.
Cuando llegue el sol se estaba ocultando lentamente en el horizonte y el ocaso parecía más anaranjado que de costumbre, no tarde mucho en ubicar a mis victimas y camine tranquilamente con las manos en los bolsillos a su dirección. Probablemente ese angelito lograría notar mi presencia, pero cuando lo hiciera no dejaría que se escapara.
Me sorprendió un poco encontrarlos en el mismo centro comercial donde los había atacado, pero después de todos los humanos tienen esa morbosa obsesión por los lugares donde han ocurrido tragedias que los marcan de algún modo… así que si había asustado a la pobre Lys…
-          Hola – los salude con mi sonrisa más encantadora sin dejarlos si quiera asimilar que me encontraba ahí.
-          Daemon… - susurro Lys y parecía en cierto modo aliviada, sonreí aun mas para mis adentros, así que esta chica me había extrañado.
-          ¡Semidemonio! – casi gritó Cupido y yo solté una carcajada.
-          Que sutil de tu parte recordar mi especie – dije en un tono aparentemente sorprendido por su limitada inteligencia – bien podría yo haberte dicho “Angel” pero la verdad es que se supone que los Ángeles son hermosos y tu… bueno, eres un poco joven, indefenso y el miedo no te deja mostrar tu verdadera belleza.
-          Eso es demasiado superficial…
-          Que delicadeza la tuya el traerlo a tema, pero pequeño querubín, soy mitad demonio y por lo tanto… superficial, parece que en Caelum no les enseña mucho a ustedes, quizás teman que al obtener conocimientos se den cuenta de la horrible y atada vida que llevan.
-          Eso no deberías decirlo tu precisamente – comento Azael frunciendo el ceño en un tono tan adorable que solté un bufido.
-          Al menos yo tengo permitido obsesionarme con humanos… - sonreí de medio lado con malicia y el ángel se quedo mudo, Lys nos miraba alternativamente a el y a mi sin entender lo que decíamos, tenia esa estúpida expresión de incomprensión humana que los caracteriza en momentos como este. Entonces, mientras el gay este asimilaba mis palabras lo tome bruscamente y nos aleje de Lys sin que siquiera opusiera resistencia.
Cuando llegamos a un lugar mas privado el estúpido homosexual alado abrió sus ojos y miro sorprendido a su alrededor, ni siquiera había notado mi movimiento… y así se dice llamar ángel.
-          Tu… - musito perplejo.
-          Yo pequeño pajarraco te he… secuestrado – comente sutilmente y sonriendo con frialdad.
-          ¿Qué es lo que buscas? – pregunto frunciendo el seño en un gesto mas de extrañeza que de odio, eso me molesto.
-          Buscar… mas bien espero que sucedan cosas – respondí sin embargo, manteniendo el tono frio.  Nos miramos largo rato a los ojos, podía sentir esa sensación de rechazo hacia el. Nuestra naturaleza nos llamaba a destruirnos, o mas bien me llamaba a destruirlo a el, porque en sus ojos solo podía ver tristeza y eso me irritaba de sobremanera.
El lugar donde estábamos era la azotea de una gran tienda, nadie iría hasta ahí así que podríamos quedarnos toda la noche si era necesario, además era bastante alto y yo disfruto de las alturas, supongo que el ángel también pero había elegido el sitio por mi. Por sobre su blanquecina cabeza observe el horizonte, manchado de rojo como la sangre, de algún modo le hacia parecer malévolo, las alas blancas contrastando en el cielo, con un aura fuego y el hermoso rostro marfil, admito que quede embobado lo que me parecieron unos largos minutos, si bien no tenia el cabello largo como Asbeel, las facciones eran idénticas, aunque Azael mostraba dulzura en la mirada, mientras que el ángel caído solo reflejaba tristeza o resignación.
-          Así que te has enamorado de la humana… - dije suavemente, saboreando cada palabra antes de pronunciarla, anticipando el efecto que tendrían en el. Azael abrió desmesuradamente los ojos, sorprendido, afligido, derrotado antes de enfrentar la batalla.
-          No…
-          No lo niegues… - mi tono era agridulce. – Sabes perfectamente que esa humana te importa mas que el resto – debía tener cuidado en cada palabra porque un mínimo error podría destruir mi carta de jugada.
-          No es así…
-          Oh, lo sigues negando aunque las pistas son tan evidentes… ¿Qué crees que paso en el centro comercial hace unos días? ¿Acaso creías que fue casualidad el ataque? – sonreí cruelmente – Fui yo… yo los ataque y tu, en vez de salvar a todos los humanos que había ahí solo pudiste sacar a Lys ¿Porqué crees que paso eso?
-          Yo…debía…
-          No pequeño… tu no debías salvarla solo a ella, te importo la vida de un humano por sobre las de otros… los dejaste morir…
-          Yo…
Era realmente un estado patético, parecía buscar desesperadamente una razón lógica a su decisión pero no la encontraba y eso, para mi gusto lo desesperaba.
-          ¿Qué dirían de ti en Caelum? Yo creo que ya lo saben… ¿Te cortaran las alas… como lo hicieron con tu hermano? – y esa fue la gota que rebosó el vaso, levando la vista, aterrado casi.
-          ¿Tú… conoces a Asbeel?
-          Jajaja… yo crecí con Asbeel…
-          No…
-          Si, porque el eligió estar en mi mundo y no en el tuyo… te dejo por sus creencias egoístas, el desprecia a los débiles como tu…
-          Pero… - daba pena, solo podía balbucear sin terminar una frase coherente, ahora no importaba lo que le dijera, nada podría empeorar la situación.
-          Si que mandaron a un incompetente a una misión suicida… ¿Así es como son las cosas en Caelum? ¿Creían acaso que un novato podría derrotarme? – bufe divertido con el efecto causado – O me han subestimado… o te han subestimado… creo que lo segundo es lo mas acertado…
-          ¡DETENTE! – grito de pronto con lagrimas en los ojos. Yo solté una carcajada – Lys…
-          No le hare daño a Lys – comente – es mi enlace con la tierra, no puedo destruirla, y si tu no la hubieras salvado… yo lo habría hecho, pero de todos modos se que tu tenias el poder de salvarlos a todos y no lo hiciste – me acerque lentamente y aprovechando el estado de shock en el que estaba le toque el hombro, luego suavemente deslice mis dedos por sus alas, el ni se inmuto. Delinee el contorno como dibujándolas hasta que me incline y roce la punta, una única pluma, más grande y mas bella que las demás, la tome con delicadeza y luego de un tirón la arranque.
-          ¿Qué haces? – se sobresalto pero aun tenia la mirada perdida.
-          Solo… colecciono cosas inútiles… - sonreí y desaparecí del lugar.