jueves, 3 de noviembre de 2011

Capitulo XIII

Es increíble como en este mundo el tiempo parece pasar más lento que en cualquier otro lugar… es decir llevo horas ¡horas! Sentado fuera de este común y aburrido colegio esperando que terminen las clases de la humana para acompañarla hasta su casa, sin que advierta mí presencia obviamente. No tengo los ánimos de aguantar sus cursilerías por mas tiempo y es que realmente parece querer mucho a Azael… en realidad creo que es eso lo que mas me molesta, que me mire como lo ha mirado a él, que me hable como le ha hablado a el… que me sienta como a el… y yo, simplemente no puedo corresponder a sus acciones, así que si sigo pasando tiempo con ella finalmente acabara por descubrir que no soy la misma persona… o el mismo ángel que ella conoció.
Al principio no creí que esta fuera una misión tan complicada, pero ahora me parecía algo tedioso. Miraba insistentemente la pantalla de aquel aparatito llamado teléfono móvil que me había dado Daemon para “comunicarse” algo, según yo realmente innecesario porque el y yo podíamos comunicarnos perfectamente bien sin eso… Recién eran las dos de la tarde y parecía que faltara una eternidad para que la humana saliera de ese lugar. Me senté en un banco en una plaza fuera del establecimiento, aparentando tranquilidad, la gente que pasaba por ahí se me quedaba mirando, pero no como si supieran lo que era en realidad, sino mas bien con una sana curiosidad que hacia ondear sus auras de un modo gracioso. Pero de pronto todo se torno extraño, no era el único ser diferente ahí y podía sentirlo fuertemente, aunque no podía aseguras si la criatura que asechaba en las sombras era ángel o demonio, parecía saber controlar a la perfección sus emociones lo que me hacia suponer que era un demonio, aunque en la actualidad nunca se puede estar seguro. Me puse de pie lentamente, guardando el teléfono en el bolsillo, cerré los ojos y di un suspiro, como si estuviera hastiado por algo, luego comencé a caminar en dirección contraria a donde venia la presencia, pero a los pasos cambie de dirección, indeciso aparentemente, me detuve un momento, mire el banco en el que había estado sentado y luego el colegio, la gente había dejado de pasar y no se veía ni siquiera un auto en la calle, suspire nuevamente.
-         ¿Vas a salir de ahí o quieres que vaya por ti? –pregunte metiendo las manos en los bolsillos como si no estuviera preocupado, pero tomando firmemente ese objeto que Daemon me había dado. Alguien soltó una risa cantarina.
-         Tranquilo…solo pasaba por aquí y te vi –dijo apareciendo un ángel femenino, era pequeña, menuda y me sonreía alegremente, me molesto.
-         Casualidad? No creo… -entrecerré los ojos mirándola- ¿Qué quieres?
-         Nada –se encogió de hombros sin dejar de sonreír.
-         Entonces vete…
-         No creí que este lugar fuera tuyo – saco la lengua en un gesto infantil, volvió a molestarme aun más, sobre todo porque presentía que aquello era solo apariencia.
-         No lo es, pero si no quieres comenzar con hostilidades es mejor que te vayas porque yo… no me moveré de aquí – dije cerrando los ojos, y empuñando mas fuerte el objeto en mi bolsillo.
-         Por qué querría comenzar hostilidades contigo? –dio un paso mas hacia mi, yo me mantuve quieto y la mire fríamente. – No pareces ser de los que busquen problemas –suspiro teatralmente –aunque claro, eso es solo aparentemente porque… bueno eres un ángel caído ¿no? –sonrió- ¿Qué haces en la tierra pequeña ave herida?
-         ¿Te han comentado que eres demasiado sarcástica y falsa como para ser un ángel? –me miro sorprendida y luego volvió a sonreir.
-         El secreto esta en no enamorarse – me guiño un ojo y la mire sin comprender- bueno –dijo en tono jocoso – cuando no amas… puedes ser muy parecido a los humanos, con un poco de bien y un poco de mal… aunque sigo siendo un ángel y apreciando todo lo que hay a mi alrededor, no siento como si tuviera que ser buena con todo el mundo.
-         Ya veo…
-         Por cierto Asbeel… es verdad que eres igual a tu hermano… -bajo el tono convirtiéndolo en un susurro, sin dejar el tono de broma. Fruncí el ceño sin dejar de mirarla ¿quién era ella y por qué nunca la había visto antes?
-         Cómo…?
-         Eres muy famoso en Caelum –respondió a mi pregunta no hecha. – Eres el ejemplo a no seguir de todos los ángeles, aunque claro ellos no lo dicen de ese modo… Caelum es un lugar muy aburrido no te parece?
-         Vives ahí… no deberías pensar eso…
-         Vamos… así no te pareces al que nos pintan – cambio la sonrisa por un semblante serio - ¿Cómo es Seol?
-         No quiero hablar contigo de esto –asegure cortante.
-         Esta bien… lo entiendo –volvió a sonreír – le mandare saludos a tu hermano… que por cierto esta en una celda de auto reclutamiento…
-         Si esta en una celda de ese tipo –comente manteniendo la calma a pesar de las circunstancias – dudo que puedas darle algún mensaje…
-         Muy inteligente… y descuida, no le diré a nadie que te vi…
-         No necesito favores de nadie…
-         No es un favor… tómalo como… que no me importa realmente – soltó nuevamente una risa cantarina y desapareció ¿Quién rayos era esa chica? No podía entender cómo podía ser un ángel alguien como ella, ni siquiera yo actuaba tan fríamente…


Desde el momento en que junto a Lys salimos de ese templo, estuve investigando acerca de los posibles descendientes de ese grupo de adoradores. No era común el culto que rendían, ángeles y demonios… era casi como si creyeran que los humanos eran la raza superior por estar al centro, bueno, esta idea se me había ido formando a medida que pasaba paginas de libros sobre el tema, porque claro, al ver que había un bien y un mal, y ellos ser en parte los dos, se atribuían poderes que en realidad no poseían, creían que podrían derrotar a cualquiera de ambos si encontraban la forma de manejar esa habilidad, pero estaban tan equivocados… ingenuos humanos derrotando a seres superiores!  Me causa tanta risa el solo imaginarlo… no comprendieron jamás que nuestro bien o nuestro mal no era igual al de ellos… ellos solo poseen una mínima parte de lo que a sentimientos buenos o malos se refiere… odian con tan poco intensidad… y aman con tan poco amor que llegan a confundir lo uno de lo otro…
Sabia que tenia que regresar al mundo humano, pero aun así no tenia ánimos de hacerlo, por una parte, Lys permanecía protegida por Asbeel, por otra, me sentía mejor aquí, apartado de todo, apartado de ella y de los sentimientos confusos que me estaba provocando su cercanía.
No, absolutamente no me dejaría llevar por impulsos tan humanos como ese, no es como si fuera tanto lo que sentía pero, esa mínima sensación de admiración que aparecío la última vez, me molestaba como una espina clavada en la piel, así que tenia que sacarla antes de que perfore más…
Negué con la cabeza y continúe leyendo algunos textos, tenia pistas suficientes pero aun así no me iba a detener, no quería pensar en nada que no fuera aquello, extraerme de la realidad y sumergirme en las paginas de libros, omitir que existían otros… continuar odiando y sintiendo rencor por el mundo porque después de todo soy mitad demonio y mi alma esta compuesta por ello.
Es  tan fácil llegar a odiar el mundo, y es tan complicado aprender a amarlo, tal vez solo se deba a mi naturaleza demoniaca pero pienso que amar todo aquello que constituye un universo es demasiado, hay tanta variedad de personas en la tierra, tantos diferentes demonios, tantos ángeles casi iguales… en ese sentido debo admitir que estos últimos son admirables, es decir, tener la capacidad de amar a todo ser sin juzgarlos debe ser bastante agotador, así que pobres de ellos que no conocen el odio. Pienso que ni siquiera Asbeel odia, solo está ahí, sumido en un estado constante de tristeza que se percibe metros a la redonda.
Pasaron un par de días más hasta que buscando en la biblioteca de mi abuelo encontré algo relacionado con la religión profesada en la tierra.
Resulta que hace tiempo un demonio se situó en la tierra con la idea absurda de dominarla, pensó que si tenía el control de los humanos, los ángeles se rendirían ante el poder de los demonios.
Erróneo pensar.
Como bien he mencionado anteriormente, los humanos tienen tanto de bien como de mal y una percepción –básica- de cómo deberían ser las cosas, si bien algunos fácilmente podrían seguirlo, otros se negarían a admitirlo como un dios.   El punto es que, al tiempo de que este demonio se instalara en la tierra, bajo un ángel enviado por los grandes a detenerlo, o al menos a impedir que su poder se propagara en los humanos.
El ángel se enamoró del demonio y el demonio se obsesiono con el ángel…
De esta relación crearon el templo que Lys y yo visitamos, la gente solía ir a adorarlos. No es que el ángel haya caído en el juego del demonio, ni que el demonio aceptara compartir su triunfo con el ángel, pero como el ángel debía detener al demonio y no podía matarlo, y el demonio no podía dañar al ángel por su belleza, acordaron mantener un equilibrio que los mantuviera juntos el tiempo que fuera posible.
Pero como no todo puede ser perfecto por mucho tiempo, los grandes de Caelum se enteraron de esta unión y exiliaron al ángel del paraíso, quitándole las plumas que le daban el derecho de volar. El ángel no soporto esto, no podía aceptar ser un caído, así que a penar toco el suelo de Seol mato a aquel a quien amaba, quitándose la vida posteriormente.
En el libro donde encontré esto se contaba la historia como un cuento, por eso nadie había tomado en serio ese culto, sin embargo yo podía inferir que el demonio protagonista de este relato sabía algo sobre lo que estoy buscando. Pero después de todo, la mayoría de las cosas siguen siendo leyendas.
Lo importante de esta información es que pude llegar a la raíces del asunto, encontré a la primera familia ante la cual el ángel y el demonio aparecieron. Los humanos tienen tradiciones tan orgullosas para ser simples criaturas débiles, a veces me impresiona la altanería de las mismas. Por ejemplo está el guardar secretos familiares, pasándoselos de generación en generación, a veces como simples leyendas pero depositando al fin y al cabo información importantísima en contenedores tan débiles.
Ya tenía la pista clave para el asunto así que lo único que me restaba era regresar a la tierra y hablar con el único heredero del conocimiento de esta religión. Ahora solo había un problema, no tenía ánimos de ver a mi humana, pero dadas las circunstancias y a que, lo quiera aceptar o no, también estaba atado a ella y su lejanía impedía mi libre movimiento, era inevitable tener que regresar a su lado.
 A la mañana siguiente me encontraba esperándola a la salida de su colegio, Asbeel estaba ahí, intercambiamos un par de palabras y luego el regreso al inframundo. La reacción de Lys fue de sorpresa al verme ahí, me sonrió y yo evite mirarla, a medida que pasaba más tiempo con ella, parecía que se acostumbraba a mi presencia y eso no podía ser bueno.
-         ¿Encontraste información? – pregunto caminando a mi lado.
-         ¿Crees que estaría aquí si no la tuviera? –dije aburrido, ella me lanzo una mirada enfadada. La ignore.
Se quedó en silencio el resto del camino de regreso a su casa, yo no le busque conversación. A veces me preguntaba si era demasiado frio con ella, luego recordaba que eso no importaba y seguía actuando del mismo modo.
-         ¿Iremos hoy a ver a esas personas?
-         No creo haberte invitado…
-         ¿Tienes que ser siempre tan desagradable?
-         La mayoría del tiempo si, si comienzo a ser agradable entonces quiere decir que tengo fiebre y deliro.
-         Tienes razón… aun así… no quiero que vayas solo… -comento en voz baja desviando la mirada.
-         Y se puede saber por qué razón…
-         Yo… Daemon, no quiero que estés solo… no quiero dejarte solo…
-         No se trata de que quieras o no… me gusta estar solo y no te necesito –dije cruelmente.
-         Eso es mentira, siento de algún modo que no te agrada tu situación…
-         Pues estas equivocada…
-         Daemon… he pensado durante este tiempo en que no has estado que… me gustaría poder ayudarte…
-         No necesito tu ayuda, menos aun cuando se lo que sientes por ese ángel… -solté sin pensarlo. Ella se ruborizo y me miro con miedo.
-         No… no…
-         No lo niegues, quizás no estas enamorada de él pero… te sería difícil escoger entre él y yo ¿verdad? –ella no respondió, yo cerré los ojos cansado de la conversación. - Estar solo no es tan duro de llevar, así que no me digas que no me dejaras solo y luego me abandones por apoyarlo a él… eso es lo peor que le puedes hacer a alguien que ya no tiene esperanzas… -susurre fríamente, sin mirarla, ella quedo notablemente sorprendida y un tanto avergonzada, sabia de algún modo que era cierto y le dolía. Generalmente no soy de los que se sienten deprimidos por este tipo de cosas, pero si hay algo que me molesta es que me hagan promesas y no se cumplan, supongo que es parte de mi lado humano. El solo hecho de recordar mi infancia, a mi madre abandonándome sin importarle como estuviera es… frustrante.
-         Perdón…
-         No me vale, no te disculpes, no quiero oírte –murmure frunciendo levemente el ceño, sin mirarla- solo quiero estar solo, no quiero que interfieras en mi vida, mantente siendo una herramienta para lograr mis fines –termine fríamente y luego desaparecí, lo último que vi de ella fueron lagrimas asomando a sus ojos. 

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