martes, 13 de septiembre de 2011

Capitulo I


Réquiem

Libera me, Domine, de morte æterna, in die illa tremenda, quando coeli movendi sunt et terra.
Dum veneris judicare sæculum per ignem.
Tremens factus sum ego et timeo, dum discussio venerit atque ventura ira.
Dies iræ, dies illa, calamitatis et miseriæ, dies magna et amara valde.
Requiem æternam dona eis, Domine: et lux perpetua luceat eis.

Líbrame, Señor, de la muerte eterna, en aquel tremendo dia, Cuando tiemblen los cielos y la tierra.
Cuando vengas a juzgar al mundo con el fuego.
Temblando estoy y temo, mientras llega el juicio y la ira venidera.
Día aquel, día de ira, de calamidad y miseria, día grande y amargo.
Dales, Señor, el descanso eterno, y brille ante sus ojos la luz perpetua.

Libera me






Parte I
Enlace











Capitulo I

¿Alguna vez has querido sentirte con el poder de hacer lo que tú quieras? ¿Has deseado huir de este mundo a cualquier precio y bajo cualquier circunstancia?  ¿Has buscado la forma de liberarte de todas las ataduras que crea el mundo en ti? Yo siempre lo he pensado, siempre lo he deseado, siempre lo he esperado, pero soy demasiado cobarde como para intentar cambiar algo, sigo el curso de lo que ha sido trazado en mi destino sin intentar modificarlo aunque así lo desee y vivo una vida aburrida y sin metas, patético ¿no?
Mi vida ha sido buena, no puedo quejarme, pero sin ambiciones, sin sueños y eso es una grabe falta en el transcurso de la vida de una persona, sobre todo de una que esta en plena adolescencia. Tengo dieciséis años, jamás he sobresalido ni en la escuela, ni en belleza, ni en clubes de artes ni letras y menos en deportes,  no he tenido novio y ni siquiera he besado, creo que mi único objetivo en la vida ha sido ser lo mas invisible posible. No tengo amigas y eso si es bastante extraño porque por lo general los jóvenes encuentran siempre a alguien parecido a uno mismo y lamentablemente yo fui la excepción, intente llevarme bien con algunas compañeras de curso pero la verdad es que me parecían demasiado sonsas y aburridas, los hombres por otro lado tampoco han llenado mis expectativas y no es que sea muy  exigente, es solo que no hay nadie que haya logrado llamar mi atención en lo que llevo de vida, mientras veo a todas esas chicas enamoradas y babosas que lo único que hacen es pensar en hombres yo… me dedico a leer, tal vez gane algún premio algún día por eso ¿quién sabe? De acuerdo, es prácticamente imposible dadas las circunstancias actuales, ya nadie gana nada por saber, solo cuenta tener un bonito rostro y un bonito cuerpo, ambas cosas de las que carezco. No se si ya se habrá notado pero mi autoestima es bastante baja y eso se debe a que soy muy realista a pesar de vivir en un mundo de sueños y en los pensamientos de otras personas gracias a los libros, sufro de depresión e intentado acabar con mi vida un par de veces, sin resultados positivos para mi o si no, no estaría aquí en este momento. Y de verdad, puedo asegurar que es simplemente por el vacío, me siento tan sola en el mundo,  se hace un lugar enorme y me cuesta respirar cuando pienso que hay tanta gente a mí alrededor y yo sigo de pie en medio de una multitud que me ignora, me siento tan diferente y apartada        , y eso se siente tan triste…
Había salido de clases hacia bastante, no tenia ánimos de volver a casa que probablemente estaría vacía y eso, seria aun mas depresivo, así que decidí salir a caminar por la ciudad. Vague por lo que me parecieron horas hasta que de pronto, cuando el cielo comenzó a tornarse anaranjado decidí regresar, sabia que solo debía volver por donde había venido pero extrañamente todas las calles comenzaron a parecerme iguales.
-          Excelente, pérdida en mi propia ciudad, no podía ser mas patética -  pensé mientras buscaba a alguna persona a quien preguntarle en qué lugar estaba, pero como siempre sucedía mi mala suerte jugo en contra ya que por más que busque no encontré a nadie.
Poco a poco comenzó a oscurecer, el cielo que antes estaba teñido de rojo se torno azul oscuro y pronto apareció la primera estrella, camine un poco mas hasta llegar a una pequeña plaza y me senté en uno de los columpios que ahí había. Pose mis manos sobre mis rodillas y aguantando el impulso de echarme a llorar suspire profundamente, hacia frio, tenia hambre y miedo y lo peor era que no sabia como salir de esta, mi madre probablemente me castigaría de por vida si no estaba en casa cuando ella llegara y mi padre… bueno a el no le importo mucho. Estaba tan perdida en mis depresivos pensamientos que no note que alguien me observaba hasta que sentí el ruido de las cadenas del columpio que estaba al lado del mío, me gire un poco solo para ver que lentamente se balanceaba el chico mas extraño que había visto, tenia una belleza exótica, casi irreal, su mirada era fría y profunda, por un momento quede hipnotizada por ella intentando distinguir un color que no fuera el negro entre la oscuridad, resultándome imposible hallarlo. Su cabello negro caía graciosamente por su frente, tan liso que me hizo pensar que demoraba horas en arreglarse, vestía una chaqueta de cuero negra sobre una camiseta blanca, pantalones de cuero también, me llamo la atención ya que no parecía de los típicos matones que hay en la ciudad,  mas bien poseía una elegancia natural en sus movimientos que hasta su respiración me pareció rítmica.
-          He venido a buscarte pequeña – dijo en un sutil susurro que se me antojo incitante.
-          ¿Tu… tu quién eres? – pregunte sintiendo seca la garganta, como si me costaba hablar, el entrecerró un poco los ojos y note como su mirada helaba la sangre.
-          ¿Importa realmente? He venido solo por ti, ¿te mostraras tan desconfiada con alguien que solo quiere ayudarte? – sonrió misteriosamente, aunque su mirada seguía siendo fría, me tendió la mano sin dejar de enfocar sus ojos en los míos, me sentí aturdida y atraída a la vez  y sin pensarlo mas la acepte, dándole la mía. De pronto ocurrió lo impensable, unas delgadas cadenas plateadas salieron de sus muñecas y se ataron a las mías, yo intente zafarme pero el me tenia firmemente atrapada tan fuerte que dolía, ahogué un grito cuando las cadenas penetraron mi piel, pero fue mas de la impresión porque no sentí ni un dolor y  luego… desaparecieron, como si jamás hubieran estado ahí, el soltó una risita sarcástica. – ¿Acaso nunca te dijeron que no confíes en extraños querida Lys…?


-          “Daemon, ese es mi nombre, recuérdalo…”
 Desperté en mi cama con esas palabras resonando en mi mente, era de mañana y el sol brillaba filtrando luz por las cortinas blancas de mi habitación, así que todo había sido solo un sueño. Me incorpore observando a mi alrededor, nada había cambiado, intente recordar el resto del sueño, había un hombre, un joven, me había dado la mano y luego… cadenas, mire mi muñeca algo asustada pero no había nada ahí y ¿cómo había logrado llegar a mi casa? Me di cuenta que aun traía el uniforme y lo peor de todo es que había un lapso de tiempo que había olvidado completamente. Me levante y baje a la cocina, mi madre estaba preparando el desayuno, no me miro ni me dijo nada así que supongo que no noto mi ausencia –si es que realmente hubo alguna- de la noche anterior.
-          ¿Por qué no fuiste al colegio? – pregunto de pronto notando la hora y mi presencia.
-          Me quede dormida, lo siento – me apresure a contestar sabiendo de antemano lo que venia a continuación.
-          Lys, tu única responsabilidad es estudiar y sacar buenas notas, si al menos hicieras eso no me molestaría tanto que te quedaras dormida alguna vez, debes madurar niña, ya estas bastante grande para saber tu deber como hija…
Mi deber como hija… siempre lo mismo, pareciera que los padres nunca están conformes con lo que hacemos, mi mamá ni siquiera se da cuenta de mi invisibilidad y mi falta de adaptación, a ella lo único que siempre le ha importado es que pueda llegar a ser el orgullo de la familia, pero como nunca destaco en nada su deseo se ha visto opacado por mi culpa, eso pasa por tener altas expectativas de alguien tan mediocre. Subí de regreso a mi habitación y me quede ahí el resto de la mañana, rememorando el sueño que cada vez se volvía más real a medida que recordaba los detalles. Por la tarde mi mamá subió a mi pieza y en un intento de charla madre e hija me dijo que no importaba que hubiera faltado ese día, que llamaría al director para justificarme y que todo estaría bien, yo apenas era capaz de poner atención en sus palabras, no podía olvidar esos ojos oscuros y penetrantes “No puede ser real” me repetía una y otra vez a mi misma, pero ni siquiera la irrealidad de lo que había pasado podía sacarme esa sensación de intranquilidad.
No pude dormir por casi dos días, cerraba los ojos y sentía su mirada sobre mí, su imagen estaba impregnada en mis retinas. En clases no prestaba atención a lo que decían los maestros y deje dos exámenes en blanco, aun no entiendo como es que un simple sueño me tenia de ese modo, me sentía observada, como si alguien estuviera siguiendo cada uno de mis pasos y había momentos en que realmente creía que alguien saldría de detrás de algún árbol y me atacaría. En casa estaban preocupados porque me veían actuar de manera mas extraña mas de lo normal, por fin logre conciliar el sueño tres días después, llegue de clases y me tendí en mi cama, totalmente agotada, cerré los ojos y me dormí, pero no fue tan placentero como esperaba, desperté lo que me parecieron solo minutos después, asustada y con un frio inmenso, pude distinguir una figura en la oscuridad, recién caía la noche y las sombras estaban inundando mi cuarto, sentí lo mismo que aquella tarde en el parque, quede absolutamente inmóvil quise gritar pero no pude, intente salir corriendo pero mis piernas no respondían, en un abrir y cerrar los ojos alguien estaba sentado a los pies de mi cama, era el mismo tipo del parque…La misma mirada que me atormentaba y me impedía dormir.
-           Nos volvemos a ver pequeña – dijo con una sonrisa torcida – ¿No me saludas? –     agrego sarcástico – oh! Verdad que no puedes hablar – continúo riendo.
Tenía miedo, podía ver en sus ojos que disfrutaba cada instante de mi agonía, ¿Como podía ser un sueño tan real?
-           Bueno ya que esta será una conversación unilateral – dijo – comenzare con mi monologo – sonrió – recuerdas hace un par de días nos encontramos, claro, obviamente recuerdas o si no, habrías podido dormir – rio – pero dejando las nimiedades, me presentare, soy Daemon y soy un demonio, bueno en realidad un semidemonio, hijo de una demonio y un humano pero eso no es importante ahora, lo que importa es que tu pequeña estas unida a mi para siempre – dijo mientras sonreía con satisfacción - ¿Lindo no? Jajaja se me olvida que no puedes responder, supongo que te preguntaras ¿Porque? Y ¿Cómo puede ser posible? Pues veras, nosotros los demonios vivimos en una dimensión paralela, un lugar nada agradable que realmente no te recomiendo como centro vacacional, pero dejando de lado eso y volviendo al tema principal te hare un breve resumen de cómo sucedió esto. Como te decía los demonio vivimos en una dimensión paralela pero como nuestro mundo no es del todo divertido los demonios prefieren visitar la tierra, sin embargo nosotros los semidemonios solo podemos viajar aquí durante los atardeceres y la primeras horas de la noche, la única forma que tenemos de quedarnos permanentemente es unirnos a un alma débil, un alma humana como la tuya, almas susceptibles, las cuales podamos ocupar como fuente de energía y así ser capaces de ir y volver cuando queramos. El único punto triste en todo esto, es que mientras este aquí me tengo que mantener a cierto radio de ti que es bastante cerca, así que ¡felicitaciones! Te haz ganado a un guapo demonio que te acompañara y te hará los días imposibles durante el resto de tu vida – comento irónicamente –. Ahora creo que es mejor que te duermas, no te preocupes que nos veremos pronto – dijo finalizando.
Se acerco lentamente y beso mi frente, un escalofrió recorrió cada centímetro de mi cuerpo y luego como había llegado se esfumo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario